Por Beatriz Flores
Secretario de Gobierno en Tula encontrando un vacío de poder

En uno de los momentos más críticos para la seguridad del municipio, Tula se encuentra sin liderazgo. Mientras las balas retumbaban en las calles y un policía caía herido durante un enfrentamiento entre grupos criminales, el presidente municipal Cristian Evanivaldo Martínez Reséndiz se encuentra fuera del país, en Benicia, California, atendiendo una invitación para celebrar la independencia de Estados Unidos… sinhaber sometido a consideración de su cabildo este viaje.
La ausencia del alcalde no solo fue una falta de respeto institucional, sino un acto de total irresponsabilidad. El edil viajó al extranjero acompañado de la síndica hacendaria y del regidor del PT, Eduardo Durán, sin notificar al Cabildo, al Congreso del Estado ni al Gobierno Estatal. ¿Autonomía municipal? ¿O simplemente opacidad disfrazada de soberbia?
El secretario de Gobierno de Hidalgo, Guillermo Olivares Reyna, tuvo que acudir personalmente al Palacio Municipal de Tula para dar la cara ante una población atemorizada por la violencia, solo para encontrarse con un edificio vacío de autoridad. Ni el presidente municipal ni su secretario, José Antonio Vargas Olmedo, estaban presentes. Nadie para informar al encargado de las políticas públicas de la entidad.
Y mientras tanto, el gobernador Julio Menchaca Salazar no minimizó la gravedad de los hechos: “Se trató de un intento de ejecución, una disputa entre grupos delictivos que terminó en enfrentamiento con policías”, declaró ante medios de comunicación.
¿Qué clase de gobierno deja a su pueblo solo en medio del fuego cruzado? ¿Qué clase de autoridad considera prioritario festejar el 4 de julio en otro país, en lugar de atender una emergencia de seguridad pública en su propio municipio?
La respuesta llegó desde el propio gobierno estatal, que anunció la implementación de operativos permanentes de vigilancia en Tula, con el objetivo de frenar la violencia que cada vez se vuelve más cotidiana en esta región. Serán las corporaciones estatales, y no las municipales, quienes asuman de facto la responsabilidad de proteger a los ciudadanos, ante un vacío de poder alarmante.
En medio del caos, la pregunta que resuena en la ciudadanía es simple:
¿Quién gobierna Tula? Porque claramente, el presidente no.
Tula no necesita representantes de papel ni viajes diplomáticos con fines decorativos. Necesita liderazgo, presencia y responsabilidad.
Y hoy, no tiene ninguna de esas cosas.