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Sheinbaum endurece la política antidrogas en México bajo presión interna y externa

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Ciudad de México. — Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum asegura que mantiene la línea de gobierno de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, los recientes datos y acciones de su administración pintan un panorama distinto, particularmente en materia de seguridad y combate al narcotráfico. La política de “abrazos, no balazos” parece estar cediendo terreno frente a una estrategia más frontal, marcada por decomisos récord, operativos militares y detenciones masivas.

Durante sus conferencias matutinas, Sheinbaum reafirma que las causas sociales de la violencia siguen siendo atendidas, pero los informes semanales del gabinete de seguridad cuentan otra historia: desde octubre de 2024, se han asegurado más de 178 toneladas de drogas, desmantelado más de mil laboratorios clandestinos y confiscado millones de dosis de fentanilo, una droga que ha sido el eje del conflicto bilateral con Estados Unidos.

Una figura clave en este giro es Omar García Harfuch, actual secretario de Seguridad y exjefe de la policía capitalina. Su experiencia en el combate al crimen durante la jefatura de gobierno de Sheinbaum ha sido trasladada al ámbito nacional. En sus primeros reportes, Harfuch presume resultados contundentes: más de 24 mil personas detenidas por delitos de alto impacto, 12 mil armas aseguradas y una frontera norte reforzada militarmente para controlar tanto el flujo migratorio como el paso de sustancias ilícitas.

Este endurecimiento no ocurre en el vacío. La presión del gobierno estadounidense, y en particular del expresidente Donald Trump —quien busca retornar a la Casa Blanca—, ha sido un factor determinante. Con amenazas de sanciones comerciales y fiscales, así como una retórica agresiva en torno al tráfico de fentanilo y la migración, Trump ha forzado a México a asumir una postura más dura. La reciente sanción del Departamento del Tesoro de EE.UU. a tres entidades financieras mexicanas por presuntos vínculos con el lavado de dinero del narcotráfico encendió las alarmas en Palacio Nacional.

Sheinbaum rechazó tajantemente las acusaciones y exigió pruebas, afirmando que la relación con Estados Unidos debe ser de respeto y cooperación, no de subordinación. No obstante, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores ya intervino dos de los bancos señalados, mostrando un margen limitado para sostener una postura verdaderamente autónoma frente al socio comercial más poderoso de México.

A pesar de su popularidad y del control político que su partido ejerce sobre el Congreso y la Suprema Corte, la presidenta enfrenta obstáculos estructurales. El presupuesto para seguridad no ha aumentado significativamente, existen tensiones internas entre mandos militares y civiles, y el poder de los cárteles sigue siendo una amenaza constante.

“Se está dando una ofensiva, pero en un terreno frágil”, señala David Saucedo, analista en temas de seguridad. “Las instituciones siguen vulnerables a la corrupción, y mientras la demanda de drogas en EE.UU. no disminuya, cualquier esfuerzo seguirá siendo marginal”.

Además, la mandataria no ha logrado implementar una política de salud pública en torno al consumo de drogas como la que promovió en la Ciudad de México, donde impulsó un enfoque preventivo y de descriminalización. Hoy, su administración enfrenta la disyuntiva entre continuar con el endurecimiento exigido por Washington o retomar la visión progresista que en el pasado la distinguió.

“En la capital propuso algo innovador, con base científica, centrado en la prevención y no en la criminalización”, comenta Zara Snapp, especialista en política de drogas. “Pero ahora enfrenta el legado prohibicionista de AMLO y el discurso militarista de Trump, lo que limita sus opciones reales”.

Así, el viraje en la estrategia antidrogas en México refleja no solo una reinterpretación de las prioridades nacionales, sino también el peso de una agenda binacional en la que Estados Unidos —sea con Biden o Trump— sigue marcando el ritmo. Aunque Sheinbaum se esfuerza por presentarse como continuadora del lopezobradorismo, los hechos muestran que su gobierno ha comenzado a escribir una historia distinta.

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